Un hombre que se hizo a sí mismo y que optó por el camino correcto, aunque al principio estuviese incómodo con que le destinasen a los pobres porque él, a lo que estaba acostumbrado a tratar, era a los ricos.
Pero Dios sabe escribir derecho con renglones torcidos y si hacía falta una horrible visión como la de unos animales devorando a criaturas recién nacidas, pues ahí estaba Él para recordarle que lo principal en el mundo, por quienes Cristo vino a nosotros, son los más débiles y no los más fuertes.
Dios bendiga a los sacerdotes que no pierden de vista este objetivo y se dedican a lo que tienen que dedicarse: al pueblo de Dios.